◦Aquel atardecer donde el sol ya casi se
ocultaba encontré en el camino a casa aquella flor pálida, marchita y deshojada.
◦Me la lleve a mi jardín para cuidarla, de
esa flor en la que tenía un color ya casi perdido, logré cuidar con toda el
alma y un jardinero que la regara.
◦La fui abrigando con mi pecho y en el
invierno le daba calor como sol en el desierto para que no se dañara y
comenzará a creer en el amor.
◦Y he prometido
cuidarla para que nadie le robe el color y la belleza que es imposible de
admirar, de aquella flor surgieron tantas cosas nació el amor que ella ya había
perdido.
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